Crítica: UR – «Verba vana aut risui apta non loqui»

Con la mítica frase de Jorge de Burgos («no decir vanas palabras ni aquellas que son aptas para engendrar mofa») titula el bueno de Arghura el último disco de Ur, 5 años después del fantástico Ura. Se ha hecho de rogar y es que hay que entender que este señor, aparte de grabar discos y splits para Nakkiga y tocar con Ernia, edita sus propios trabajos, gira con sus grupos, organiza conciertos mantiene viva la llama de la palabra escrita con el Arghura zine (26 ya). Todo un culo inquieto este señor.

Para los que tengáis familiaridad con el sonido de Ur, este disco no os va a pillar despistado. Para los que no, se trata de darle un enfoque más pagano, pausado e hipnótico al Black Metal txabakano de Amurrio. No pensemos que se trata de darle salida a las caras B de Nakkiga sino de crear algo propio. Si quizás con los años, Nakkiga se ha ido haciendo más complejo y técnico, más oscuro, Ur pretende mantener la llama del paganismo euskaldun por todo lo alto con elementos más folkies. Aunque resulta razonable encontrar alguna canción que nos recuerde a Nakkiga (sobre todo si estamos familiarizados con ellos), Ur desarrolla una vía distinta.

Lo primero, la voz. Aquí como solo está el bueno de Isma, utiliza sus propias voces graznadas con reminiscencias burzumianas y que quedan muy bien, la verdad… ante todo es personal. Lo segundo, la propia composición: medios tiempos, composiciones menos complejas, atmosféricas e hipnóticas que van generando un ambiente épico y nostálgico la mar de sugerente. Y lo tercero, la temática: aunque Nakkiga sigue teniendo el paganismo vasco como referencia, Ur se centra en la historia y paganismo vasco, también tiene un rincón para la historia Ibérica y romana.

Menos tiempos épicos como los que abren y cierran el disco, sobre todo el magnificente tema que cierra el disco de 11 minutos y que da nombre al disco, muy currado, complejo dentro de su ritmo pausado y lleno de matices melancólicos y épicos, que deja incluso hueco para las narraciones y los elementos paganos. También hay temas más rápidos y melódicos como «Carthago delenda est» o «Itxinako egunsenti hutsa» pero que siguen manteniendo esa factura machacona e hipnótica gracias a una batería tenaz. Y como olvidar ese arte gráfico, obra del propio Arghura, con esa tumba del rey atlante, homenaje a Conan, para darle una atmósfera épico-fantástica

Como decía, un disco que se escucha de principio a fin muy fácilmente, accesible, entretenido y llena de esa magia pagana que las huestes de Amurrio son capaces de transmitir. Argura siempre impertérrito a modas e idas y venidas tiene claro el camino que quiere recorrer. UR es Arghura, Arghura es UR..