Crítica: HATE ETERNAL «Upon Desolate Sands»

Realmente podría terminar muy rápido la crítica de este disco. Cuando las cosas rozan la perfección y no se puede poner ninguna pega, solo queda la opción de aplaudir y dar la enhorabuena. El séptimo disco de HATE ETERNAL es un auténtico lujo de cómo deberían ser los cánones del Death Metal. “Upon Desolate Sands” es el título de esta genialidad en la que el trio compuesto por J.J Hrubovcak (bajo), Erik Rutan (guitarra, voz) y el nuevo componente Hannes Grossmann (batería) se han sacado de la chistera uno de los discos del año.

Erik Rutan siempre ha cuidado mucho la producción de sus discos y desde luego no hay nada mejor que hacer las cosas tu mismo siempre que sea posible. Aparte de la ejecución milimétrica y con maestría de todos los instrumentos, la producción es sin duda la clave en este trabajo donde todo brilla, todo se escucha, todo encaja y toda transmite tanto en las partes rápidas como en las que son a medio tiempo dónde hacía tiempo que no disfrutaba tanto a esas velocidades algo más lentas.

El desarrollo de todas las canciones es de menos a más, siendo el tramo final de los temas excelente con unos riffs y unos solos de guitarra por parte de Erik excepcionales que te dejan con muy buen sabor de boca. El bajo da muchísimo cuerpo a las composiciones y sin duda alguna la incorporación del nuevo batería ha sido todo un acierto. No lo digo porque el anterior no fuese bueno sino porque este es todavía mejor.

Resumidas cuentas si te gusto “Infernus” imagínate una producción más compacta, una guitarra aún más inspirada y una batería todavía más demoledora que su predecesor.  Si el Death Metal estilo Florida aún perdura es gracias a HATE ETERNAL dado que cuando surgió el resto de las bandas míticas ya estaban moribundas.

¡¡¡Aguanta Erik!!!