Crítica: BLUT AUS NORD «Ultima Thulée» (25 aniversario)

Nos disponemos a afrontar la reseña del veinticinco aniversario del primer trabajo de una de las bandas más extrañas, atípicas y vanguardistas de la historia del Black Metal.

Estamos hablando del primer trabajo de la formación francesa Blut Aus Nord, de nombre “Ultima Thulée” lanzado un frío 15 de enero del 95 y formada entonces por ese precoz genio, entonces adolescente, llamado Vindsval a las voces y guitarras y WD Feld en batería y teclados, la portada del disco es de Max Gherrack, el cual nos ofrece un dibujo sencillo como a lápiz en blanco y negro pero con un fuerte simbolismo representando un paisaje yermo y desolado entre montañas nevadas u olas rompiendo contra los arrecifes escarpados, la verdad que se puede dar a interpretaciones.

El disco está considerado uno de los grandes clásicos de culto del periodo de oro del Black Metal, pero a su vez se da la paradoja que es uno de los grandes olvidados e incluso infravalorados cuando hablamos de discos que dejaron una impronta definitiva en aquellos mediados de los noventa.

Desde el segundo uno que comienza con un insinuante teclado para luego romper de manera abrupta con un sonido sombrío, frío y desgarrador que te hiela la sangre y que te recuerda poderosamente al sonido del primer Burzum, no sé si de manera intencionada o no pero la influencia es más que evidente.

El tema que da comienzo a esta obra atemporal y del que ya hemos dado unas pinceladas es la genial “The Son of Hoarfrost” con esas atmósferas tan intensas, con esos geniales cambios de ritmo, con esa sensación profunda de desazón y tristeza, con esas guitarras que te escupen grandeza y negatividad al mismo tiempo, fascinante!!.

Lo que más poderosamente te llama la atención cuando escuchas este disco es el grado de madurez, el grado de profesionalidad, el cuajo recio que posee, resulta difícil de creer que un proyecto tan bisoño como era este entonces consiguiera un sonido más propio de bandas que llevan ya más tiempo, más asentadas o al menos con músicos más veteranos.

También hay que destacar que siendo un disco de Black Metal de crudas atmósferas se utilizan diferentes sonidos y se echan mano recursos musicales originales que le dan más viveza y genialidad si cabe a esta gran obra, en pocos discos de Black Metal encontrarás un uso de los teclados más brillante y acertado.

Es complicado destacar temas en concreto porque elegir entre canciones que a cada cual le pueden inspirar cosas diferentes se antoja una tarea nada sencilla, es una obra para admirar y disfrutar en su genial conjunto pero si tengo que recomendar os hablaré de temas tan espectaculares soberbios en su ejecución como “From Hlidskjalf” con esos hipnóticos cambios de ritmo que te tiene en vilo y esa mezcla explosiva de soledad, poder e introspección que te transmite.

La hermosa y dulce melodía inicial de “Till I Perceive Bifrost” hará que vueles sin necesidad de alas o motor para luego darte de bruces con ese sonido áspero, gélido, por momentos incluso demoniaco que golpea tus sentidos sin compasión y que te lleva a un estado de cuasi levitación y que impregna gran parte de este disco.

El disco toca a su fin con el broche de oro a este tremendo trabajo, es la maravillosa y casi etérea “The Last Journey of Ringhorn”, un tema sublime que en el peor de los casos iguala al mejor Burzum de su primera época por su inspiración y sonoridades de otro mundo, si no tiembla hasta la última fibra de tu ser con este corte dedícate a otra cosa o simplemente estás muerto y aún no lo sabes.

Con esta subyugante pieza se da por concluido este viaje alucinante que nos ofrece uno de los discos más importantes de los noventa y por ende de la historia del Black Metal más atmosférico. Absolutamente imprescindible si te consideras un auténtico seguidor del estilo.