Crítica: ETERNAL DARKNESS «Eternal Darkness»

Otra banda que bien merece un tirón de orejas, bromas aparte, aquí tenemos el ansiado álbum debut de otra banda que con apenas un par de demos y aquél extraordinario EP de 1992, «Doomed», se han hecho un hueco en la historia del más pesado, denso y oscuro Death/Doom que te puedas imaginar.

Lo cierto es que esta banda tuvo mala suerte, se disolvieron en 1993 cuando tenían mucho que decir, luego falleció el guitarra Jarmo Kuurola y la banda se llevó otro palo. En todos estos años la banda pasó a culto, no han sido olvidados en todos estos años y por fin, en 2019 vuelve la eterna oscuridad.

Seis largos años han tardado en preparar y estructurar todos los ingredientes para volver a su fórmula tan especial, no dejo de pensar en sus compatriotas Moondark, ya que el camino ha sido muy similar, han regresado las dos bandas después de un porrón de años, y siempre se han nombrado ambas bandas cuando nos hemos referido a esa fórmula, que junto a bandas como Rippikoulu, han hecho mella cuando hablamos del Death/Doom escandinavo.

Han regresado a lo grande, tan inspirados como podíamos esperar y eso es algo que no suele funcionar con la mayoría de bandas que vuelven a intentarlo después de tantísimos años, Eternal Darkness han vuelto a ofrecernos su mejor faceta, un ultradenso Death Doom cargado de sentimiento y oscuridad, envuelto en una cortina espectral.

Una lastima que la banda vuelva a disolverse tras el lanzamiento, es como si hubieran tenido clavada esa espina que deberían haberse quitado hace décadas, y tras un arduo trabajo aquí fulminan su legado con este funeral tan bien ejecutado.

Eternal Darkness es una obra profundamente sentida e intensamente atmosférica: representa tanto el punto culminante como la despedida de una banda que ha permanecido en las sombras durante 30 años. Si eres fan del Death Doom de corte clásico, de atmósferas densas, riffs aplastantes y un trasfondo emocional honesto y sombrío, este álbum es una recomendación imprescindible.