Crítica: ALCEST «Les Chants de L’aurore»

Banda:  Alcest

Título:  Les Chants de L’aurore

Año: 2024

País:  Francia

Formato: Álbum

Duración: 43 minutos

Discográfica: Nuclear Blast

Género:  Post Black / Shoegaze

(8.5/10)

Y aquí estoy yo, ante algo inesperado, como es escuchar (y disfrutar) en pleno 2024 de un disco de Nuclear Blast. Todos recordamos a mediados de los 90 como la época dorada del sello alemán y que, para mi, rara vez volvió a sacar nada interesante/relevante. Hace dos años, el nuevo de Blind Guardian y ahora (y yo sin saberlo, porque Alcest los tenía muy ligados a un sello de calidad y personalidad como Prophecy) Alcest. Mientras no les influya a la hora de modificar su sonido, «p’alante».

Admito que hace tiempo que no seguía lo que hacían esta gente. Me quedé en el Shelter, que se que levantó cierta polvareda pero a mi me gustó (si te gusta el Shoegaze / Dreampop / Postrock claramente me iba a gustar) pero del Kodama escuche cosillas y me dejó muy frío. Quizás ese barbecho de varios discos me ha ayudado a coger al grupo con más ganas… también ha ayudado que, escuchando el disco y revisando el resto en retrospectiva, este es mucho mejor y más sólido.

Y es que si ya la presentación de «Le chants de l’aurore» tiene esa maravilla de portada, tan «Fin de siècle«, vaporosa, con esos colores cálidos, las garzas, la flautista y con esos contornos desdibujados, pues la mitad del trabajo está hecho (va a ser verdad que una buena portada es esencial para que un disco impacte). Pero si traspasamos esa portada, tan «Redon», tan «Moreau», nos encontramos un disco que sublima la belleza y la adolescencia a partes iguales, un disco que huele a verano nostálgico, de esos que nunca se acaban porque tenemos toda una vida delante para poder disfrutarlo

Para mi el disco se divide en dos: los tres primeros temas que rallan a un nivel supremo, como son «Komorebi«, un tema bastante dinámico y variado en el que caben todas las influencias de lo que es Alcest a día de hoy, desde las cánticos infantiles a unas baterías más blackmetaleras, «L’envol», tema poético a medio tiempo por antonomasia, lleno de melancolía y anhelo, muy narrativo y dramático y «Améthyste«, un tema displicente y soñador con ritmos que se acercan al post-punk pero con unas guitarras cálidas y voces envolventes que te trasladan a un mundo onírico.

Por otro lado, están «Flamme jumelle» y «L’enfant de la lune» que se me hace más áridos: el primero se me antoja muy soso (es verdad que el videoclip no ayuda mucho y me parece ñoño como él sólo) mientras que el segundo me parece que, sin estar mal, no me emociona ni me transmite gran cosa, se pierde esa capacidad de emocionar, esa intensidad de los otros temas. Cierra con un tema bello por su sencillez, nostalgia e inocencia que es «L’adieu» con unos versos de Gillaume Apollinaire, por si no nos habíamos dado cuenta de que esto va de simbolismo.

Sin lugar a dudas Alcest tiene un estilo propio y, en este disco, han conseguido plasmar a la perfección lo que tantos años lleva buscando. Esa mezcolanza de Post-Rock con Shoegaze, Dark Wave, Post Punk y Black Metal que se ha venido en llamar Blackgaze sólo son capaces de hacerlo con esa gracia Alcest y en este disco han dado con la tecla: guitarras densas, dinámicas, con esa bruma ruidosa, buenas progresiones e intensidad y atmósfera nostálgica, ensoñadora y evocadora que espero que se siga repitiendo en próximas entregas… incluso esos dejes tan de escuela italiana…

Un disco que me ha sorprendido para bien y que le auguro muchas escuchas en mi reproductor. No es un «Souvenirs…» pero merece la pena ponerselo para desconectar y volar.

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