Crítica: BLUT AUS NORD ”Disharmonium – Nahab”

Hacía tiempo que no le hincaba el diente a una novedad de BAN, y es que el último que le recuerdo era el Hallucinogen, pero, como no podía esperar menos del bueno de Vindsval, el tío siguió a su rollo productivo sacando más mierdas (un disco centrado en el mundo de HPL) y un nuevo ciclo compositivo: Disharmonium.

Admito que, desde que salió, he ido poco a poco degustándolo, poniéndolo de vez en cuando, escuchándolo del tirón con los cascos pero siempre dedicándole tiempo para ir sacándole jugo. Por supuesto, esto se puede hacer porque el disco tiene mucha miga, a pesar de que entrada nos parezca un galimatías extraño, disonante e indescifrable.
Once temas de Black Metal bañado en atmósferas terroríficas, hipnóticas y oniricas que se inician con ese mal sueño de Mental paralysis, que parece retozar en el cuadro de la «Pesadilla» de Fussili y que nos invita al desequilibrio, a lo extraño y lo ominoso, nos coge de la mano y nos adentra en una pesadilla cacofónica.

La música repta y se introduce en el córtex cerebral de manera siniestra y maléfica, paulatinamente y con artes tan oscuras y subrepticias que, cuando nos queremos dar cuenta, estamos ya inmersos en un tema tan atmosférico y mefítico como «Queen of the dead dimension«. Un viaje terrorífico a través de los sueños en el que vamos viajando por distintas puertas abiertas por los interludios «Hideous Dream» que cuadran con cada uno de esos descensos a los infiernos.

«The black vortex», «Nameless Rites» o «The ultimate void of chaos» son temazos que caen en cascada uno tras otro para llegar a ese horrible final a base de una batería seca y riffs enfermizos que es «Forgotten aeon». Un viaje a lo más oscuro del alma humana, casi una pesadilla lovecraftiana, con esos Nahab vacíos que cercan al viajero (¿soy al único al que estos bichos le parecen dementores?)

Por supuesto, un sonido denso y marciano, capas y capas de guitarras, atmósferas lunáticas, técnica por un tubo, escalas imposibles y compases extraños permiten desarrollar esta pesadilla. La técnica puesta al servicio de la creatividad, sin pretender ser un trabajo de simple onanismo, aquí hay un fin que es crear una atmósfera delirante y a fé que lo consigue. Un disco para echarse en la cama, ponerte los cascos y volar. Vindsval lo ha vuelto a conseguir: otro opus magnum en su carrera.