Hay conciertos que sorprenden y conciertos que enamoran, este fue de los que no se olvidan en años. Asistimos a un set-list que no se estaba haciendo hasta la fecha y que al parecer comenzarán a hacer los Portugueses en los próximos meses. Desde la siniestra, sugerente y sinuosa intro «Perverse… Almost Religious» todo el mundo entró en escena y se hizo participe del mejor golpe que esta banda haya podido aportar a la música Gothic-metal, «Opium» resonó con fuerza y metió a todo el público en situación desde el primer segundo.
El sonido fue apoteósico en todo momento, un perfecto equilibrio de cuerdas, percusión y la tan necesaria labor de Pedro Paixão a los teclados, creando una sinergia y ambiente perfecto. Por último, no necesita presentación, Fernando Ribeiro como director de orquesta, como «predicador» y como instigador de toda energía y pasión fue quien condujo el viaje por «IRRELIGIOUS». Así fue, se esperaba – quien había consultado los sets de anteriores conciertos – un paseo por los primeros álbumes de la banda, pero no fue así. Tema tras tema, fuimos viajando a través de recuerdos de la segunda mitad de los noventa, fuimos viajando por todo Irreligious con un Fernando completamente inspirado y con el público, sus hermanos peninsulares, metido en el bolsillo.
La voz de Fernando Ribeiro es de sobra conocida: una voz y talento originales e increíbles, una voz profunda e hipnótica cuando armoniza, una voz rasgada, reptiliana, cuando lanza todo su odio sobre las líricas y predica toda esa oscuridad ruinosa y elegante. Pero no sólo es cuestión de técnica, su labor como ‘Frontman’ en todo el concierto fue espectacular.
Hay cosas que se pueden narrar o fotografiar, pero observar atónito el estado de trance en que entra en ciertas líricas de la canción es impresionante, parece creer (si es que no cree de verdad) en el mensaje que predica, se le observa en un estado de éxtasis, llegando hasta a poner los ojos en blanco, increíble. El set de «Irreligious» contó con grandes momentos e interpretaciones, «Ruin & Misery» a golpe de campana y «Raven Claws» fueron dos de los temas que más emocionaron al público, pero fue sin duda la interpretación de «Herr Spiegelmann» la más sorprendente: observar a Fernando petrificado cual estatua con dos espejos circulares en las manos a modo de ojos iluminando las caras de los presentes mientras la lírica dice «Look me, in the eyes… and drown» fue impresionante, el público quedo hipnotizado, paralizado.
Luego, cuando todo apuntaba a que escucharíamos los aullidos de «Full Moon Madness», el grupo dio un parón, y salieron para hacer el bis que no consistió en un sólo tema; Tuvimos el placer de disfrutar de cinco temas más antes de encontrarnos con la Luna. Un pequeño set de «Extinct» – que sonó muy muy pontente – el cual contuvo «Breathe (Until We Are No More)» y «Extinct». Después llegó el turno de «WolfHeart» a golpe de capa y la segunda mejor interpretación de la noche con «Vampiria» y la locura colectiva de «Alma Mater» (el himno del grupo). En «Vampiria» Fernando acompaño su habitual presentación, hipnotica y cautivadora, con una capa que bien vino para, junto al juego de luces, dar más dramatismo e interés a la situación, un tema bordado.
En lo que respecta a «Alma Mater» no necesita explicación. Tras estos set, nos dejaron un último coletazo, un tributo a la noche con «Night Eternal», un tema perfecto para acabar de saciar y desgarrar al público. Por último, volvimos a cerrar el circulo de «Irreligious» y a despedir la noche con «Full Moon Madness», el tema fetiche de los Portugueses para cerrar los conciertos. Fue graciosa la anécdota de que, en la intro, faltaban ciertos aullidos, algunos presentes en el público colaboramos en tal labor, a la cual Fernando (no se si lo tendría preparado o fue improvisado) agarró el micro para aullar, bastante más fuerte y mejor que algunos de nosotros, una buena anécdota. Y así de redonda, cual Luna llena, terminó una noche perfecta, una noche difícil de olvidar. No todos los días existe la oportunidad de rememorar viejos discos, viejos tiempos, viejos recuerdos, estas ocasiones son oportunidades únicas y rozan la perfección cuando se tiene delante a un grupo de este calibre, a un grupo como Moonspell, con una trayectoria variada e impecable.
Es un placer ver que hay algunas bandas que saben madurar, que saben envejecer y que, por suerte, saben mantenerse en el lado oscuro.